martes, 13 de diciembre de 2011

Mi percepción docente


MI PERCEPCIÓN DOCENTE

1.      Reconstrucción de mi práctica educativa.
Un primer acercamiento que tuve al ámbito educativo fue desde pequeño, pues desde que tengo memoria mi padre siempre fue un respetado director de primaria, así que al ingresar a la escuela estuve muy cerca de los problemas que tuvo que enfrentar con padres de familia, alumnos y maestros, además de encontrarme siempre rodeado de docentes  escuchando sus platicas.
            Cuando decidí ingresar a la escuela Normal de San Marcos, tuve que analizar ampliamente el examen de admisión, pues mis ganas de ser maestro eran enormes, lo cual se demostró cuando fui de los primeros lugares en la evaluación.
            Dentro de la escuela Normal busqué prepararme al máximo, ingresando a todas las actividades curriculares y extracurriculares hasta donde el tiempo y el cuerpo me lo permitía.
            Todo lo anterior creo que fue la base para formar la identidad que poseo en la actualidad, todo, absolutamente todo lo que aprendí me ha servido de una u otra forma dentro de mi servicio docente, pues puedo moverme a lo largo de cualquier escuela con la seguridad que me dan todos mis conocimientos y habilidades. En muchas de las instituciones me tocó ver a maestros de todos tipos, desde los más habilidosos y responsables hasta los más ignorantes e irresponsables, pero lo que habla de nosotros como personas son las ganas de aprender.
            Cuando me convertí en Licenciado en Educación Primaria pensaba que el mundo se manejaba como en San Marcos, que todo era posible simplemente con las ganas y capacidad de hacerlo. Comencé a trabajar en la ciudad de Charcas, municipio de San Luis Potosí, donde llegué a una escuela llena de maestros con más de 15 años de servicio, donde el primer problema fue la actitud de alguno de ellos, pues me veían como un novato que poco sabia sobre la profesión, además de que quedé al centro de sus problemas personales. Otra dificultad con la que tuve que lidiar durante mis primeros 3 meses fue la actitud de algunos padres de familia y la disciplina de los alumnos.
            De esta etapa de mi vida comprendí que para que una escuela salga adelante es necesario trabajar en un colectivo docente, donde el director debe de ser un líder y jalar a la mayor parte posible de los maestros hacia un objetivo común, lo cual no se realizaba, pues estaba a punto de jubilarse y prefería no meterse en problemas. En cuanto a lo de padres de familia me di cuenta que ellos nos “miden”, es decir, tratan de controlarte y decirte que hacer viendo de que manera reaccionas a cada una de sus actitudes, hay que hacerles ver quién es la autoridad dentro del aula y mostrarles que hay maneras de hacer las cosas. Con los alumnos el error cometido fue el de titubear en las decisiones a tomar en cada acción, lo cual notaban y aprovechaban para portarse como debían lo cual complicaba la situación dentro del aula, de esto aprendí que debo tener seguridad ante ellos e ir de frente ante todas las adversidades.
            Cuando terminé el primer contrato fui mandado a una comunidad llamada La Dulce Grande, donde el ambiente era un poco más relajado debido a que la mayoría del personal era de nuevo ingreso al servicio, llegamos a aprender y realizamos un buen equipo durante el primer año. Ahí conocí una forma de pensar que en la actualidad no me parece adecuada, la de la “exigencia de derechos”. Esta manera de actuar es en la que el maestro busca trabajar lo menos posible manipulando leyes, lineamientos y programas. De ninguna manera creo que debemos dejar que pisoteen nuestros derechos, más bien el de hacernos responsables de nuestras obligaciones. Considero que perdí excelentes oportunidades de preparación y actualización, pues estaba tan encerrado en esa burbuja que no me di cuenta de todo lo bueno que había a mi alrededor. El aprendizaje ahí es que siempre debemos estar abiertos a todo, aunque eso implique trabajar más y descansar menos (por el mismo sueldo).
            La siguiente escala fue una escuela bidocente en una comunidad de Salinas de Hidalgo, S. L. P. donde desempeñé la función de director comisionado, lo cual trajo consigo una enorme cantidad de trabajo administrativo y responsabilidad, ahí pude conocer lo complicado de estar al frente de una escuela, donde si algo falla no hay nadie que esta antes que uno mismo para corregirlo. Ahí comencé a actualizarme y aprovechar todo lo que me ofrecía la secretaría para seguir preparándome.
            En la actualidad voy por mi segundo año en la escuela primaria “Benito Juárez” donde conocí la forma de trabajo al máximo y la posibilidad de aplicar todo lo aprendido en la Normal, pues contaba con una enorme cantidad de material. Estoy tratando de rescatar la esencia de los “maestros de antes”, es decir, busco dar un poco más de lo que me exige el contrato. Soy encargado de la banda de Guerra de la escuela, trato de enseñar a los niños a cantar para formar un coro en un futuro, estoy intentando formar una rondalla pequeña de niños, lo cual realizo en horario extraclase. Todas estas actividades me han permitido demostrar a los padres de familia que realmente me interesa y me gusta mi profesión, lo cual implica el tener su apoyo.
            Mi objetivo es tratar de llegar a ser uno de los mejores maestros del país, dando a la sociedad alumnos realmente preparados en todos los ámbitos que la sociedad exige.

2.      Un día de trabajo
Durante un día normal de trabajo lo que hago es lo siguiente:
1.      Realizar el pase de lista y revisión de tareas, con la intensión de tener un registro base del trabajo de alumnos.
2.      Repasar contenidos en los que se tiene dificultad o lectura de comprensión, para que las bases del aprendizaje no se olviden
3.      Trabajar con las materias de español o matemáticas, pues es el momento del día en que los alumnos ponen más atención y son las materias más básicas.
4.      Trabajar con Ciencias naturales, Historia, geografía, Formación cívica o educación artística para cumplir con la curricula.
5.      A la salida quedarnos una hora extra, con el fin de complementar lo no entendido o realizar una actividad extra.
6.      Asistir (maestro) a grupo de danza o juegos deportivos con el fin de complementar mi preparación física y artística.
Mi mayor orgullo es que estoy preparado (aunque sea un poco) para cualquier actividad que se me asigne en la escuela, porque he hecho de todo a lo largo de mi vida.
Yo considero que somos maestros de tiempo completo y por tanto debemos de estar preparados para todo, lo cual muchos consideran que no debe de ser, pues dicen que no es posible trabajar tanto pero yo creo que sí. La pegunta es ¿Cómo? Y la respuesta es lógica, amando lo que hacemos.

           
           
           


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